«Una noche tras otra noche reflejan el tiempo de pausa, un día tras otro día reflejan el tiempo de avanzada. Se que sientes que no avanzas, has orado, esperado y creído, pero aún no abrazas tu promesa. Aunque no la veas, esta es como una semilla que al estar bajo la tierra no se ve, pero a pesar de ello, está abriéndose y creciendo, en cualquier momento verás brotar su delicado tallo. Entre más frondoso y fuerte es el árbol más lento es su crecimiento. Sin embargo, estoy acelerando los tiempos, porque mi plan es manifestarme en tu entorno y mostrar mi gloria. El tiempo del cambio es evidente, te acostarás en una estación y te levantarás en otra. Mi palabra ya ha sido lanzada y no regresará vacía. Ella ha regado la siembra y la semilla germinará. Es un principio inquebrantable. Yo soy la luz y la vida que la harán crecer y dar fruto. No te desanimes, sigue como el sembrador regando la semilla y espera comer de su fruto. Lo que yo he dicho en el cielo, tu lo debes establecer en la tierra a través de mi palabra. Ella cobra vida cuando viene del Reino y bajo mi voluntad. Por lo tanto, el tiempo de espera ya terminó es ahora mismo cuando cumpliré mi palabra»
«Creí y por lo tanto hablé»
«Las promesas son sí y amén en Cristo Jesús»
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