sábado, 3 de septiembre de 2016

Dios ha decidido bendecirte

Cuando Balaam fue buscado por Balac, este último quería que el profeta maldijera al pueblo de Dios. (Números 22-24)


Balaam era un profeta de Dios y Balac le ofreció muchas cosas materiales y posiciones que interesaron a Balaam, se dejo comprar para ir en contra de su llamado, dejó que el dinero de Balac le moviera el piso y quiso vender su unción por un plato de lentejas. Quiso vender el poder de Dios en él a un hombre que creyó que con su dinero podía conseguirlo todo, pisotear todo, cambiar el propósito de Dios. Compró los dichos de la boca de Balaam para que este hiciera tal y como él quería contra los hijos de Dios. Y a pesar de que Balaam usó muchas estrategias, de que intentó maldecir al pueblo desde un sitio y el otro, aún le ofreció holocaustos a Dios, buscando su favor, él no pudo maldecir al pueblo, lo que salia eran bendiciones. La razón era muy sencilla: "no puedo maldecir al que Dios ya ha bendecido" dijo Balaam.
La intención de este rey y de este profeta era maldecir a los hijos de Dios, uno apoyado en el poder de su dinero y el otro apoyado en el don que Dios le había dado, pero no tuvieron en cuenta la voluntad de Dios.
Cuando Dios ha decidido bendecirte, apoyarte, respaldarte, acompañarte, liberarte, no hay ungido, no hay dinero, no hay rangos, no hay palancas, no hay NADA que pueda cambiar eso.
No importa cuantas cosas te griten, no importa la intención del corazón de las personas, no importa cuanto hayan ofrecido por tu cabeza, no importa cuanto "poder" crea tener alguien, no importa cuanto le paguen a los demás o quieran conquistar con dinero los favores del mundo, si Dios ya te bendijo, nada ni nadie lo impedirá.

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