Hay momentos en que nos sentimos tan asustados en la tormenta que hasta lo más perfecto como Jesús lo vemos como fantasma, así como lo vio Pedro. Hay otros momentos que nos sentimos tan valientes que hasta podríamos intentar caminar sobre las aguas. Pero hay otros en que nos empezamos a hundir en la incredulidad, al no ver nada nuevo en el camino. Todas estas circunstancias, emociones o sentimientos son comunes al ser humano, pero en todas está el Señor.
Está en lo más difícil de la tormenta y no se retira aunque se le llame fantasma. Está ahí para animarnos a caminar sobre las aguas y está ahí cuando a pesar de haber obedecido, empezamos a hundirnos para extender su brazo y auxiliarnos.
Por eso los 365 días del año tienen un versículo repetido para cada día. «no temas, yo estoy contigo»
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