jueves, 23 de junio de 2016





Las películas, los dramas, las novelas que más llaman la atención en la humanidad, las más vistas son aquellas que muestran una lucha, la victoria sobre esa lucha y el regreso al lugar que nos corresponde. Vemos muy marcadas las escenas de personas que por una u otra razón salieron de su lugar de nacimiento, desconocen quien es su familia. Tal vez atraviesan dificultades sin saber que tienen una cuna de Reyes, que son ricos y que su padre tiene gran influencia y poder.

Estas historias creadas por los hombres definen la intención del corazón de la humanidad, porque es lo que en su naturaleza Dios sembró. Todos queremos ganar las batallas y encontrar ese Palacio de donde salimos y que al regresar sabemos que todo va a estar bien.


Pues esto no desmiente en nada lo real que es para el hombre su plan de vida. Salimos del Palacio (Reino), por la razón que haya sido. Nos encontramos perdidos en un mundo de dificultad sabiendo que hay un Rey de Reyes y un Palacio que espera por mi.

Tu historia puede tener un final feliz, si encuentras tu destino y este está al lado de tu Padre. El es el Rey tu eres parte de su Reino. Y si tienes dificultades el tiene todo el poder para mandar su ejército para defenderte. Y si estás en necesidad El puede darte de los tesoros de su Reino. 

Separados de El nada podemos hacer. Es necesario regresar a casa, tu no perteneces a un lugar diferente donde no tengas una corona ni un vestido real. Esto no es un cuento de hadas, en Génesis vemos claramente la intención del Padre al crearnos. Que hayan dificultades y enemigos que quieren arrebatarnos la corona no quiere decir que no exista un Reino, que tu Padre no sea el Rey y que tu no tengas parte en la realeza.

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