"Y respondí: en vano he trabajado, he gastado mis fuerzas sin provecho alguno. Pero mi justicia está en manos del Señor, mi recompensa está con mi Dios" (Isaías 49:4)
En diferentes oportunidades nos sentimos así, como lo expresa el profeta Isaías, vemos que lo que hemos hecho de nada ha servido, pero es lo que creemos. El hombre te puede hacer sentir de esta manera, porque si tus expectativas están en las personas, tendrás frustración, pues nadie es perfecto, nadie ama como esperas, nadie te recompensa como lo anhelas, nadie te levanta como sueñas. Pero está tu Dios, el Señor Todopoderoso que no olvida nada de lo que has hecho.
La vida es una tarea diaria donde estamos llamados a hacer lo que nos corresponde sin esperar nada de las personas, lo que hacemos debemos hacerlo para el Señor porque es El quien nos recompensa. Poner las expectativas y los ojos en la humanidad nos traerá frustración y desilusión.
Tu recompensa está en las manos del Justo y fiel.
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