Y el resplandor fue como la luz; Rayos brillantes salían de su mano, Y allí estaba escondido su poder. (Habacuc 3:4)
No es nuevo para ninguno de nosotros, que el enemigo en los últimos tiempos ha venido arrasando con muchas cosas en la vida de los escogidos de Dios. Pareciera un virus que se propaga y es el común denominador de lo que se habla con frecuencia entre los hijos de Dios.
Sin embargo, como es común denominador esta situación, también lo es el hecho de que si el enemigo ha tratado de derribarnos, de cambiar el cauce de nuestro río y desmotivar nuestro corazón, es sencillamente porque él sabe que Dios está trayendo nueva gloria sobre nosotros. En medio de las tinieblas Dios ha anunciado el resplandecer de su gloria (Isaias 60:1)
A través de los profetas Dios también ha anunciado nuevos tiempos y nuevas manifestaciones. El enemigo ha venido con montañas y amenazas, con intimidación y adversidad; convenciendo nuestro entendimiento de la imposibilidad para que las cosas cambien. Pero aún mayor ha sido la visitación del Espíritu de Dios convenciéndonos que El está peleando por nosotros y que todo, absolutamente todo lo que nos ha dicho que sucederá, es precisamente lo que está viniendo rápidamente hacia nosotros. Hay mucho movimiento y ruido espiritual y es porque Dios está quitando las montañas que no nos dan visibilidad para ver la promesa materializada en nuestras vidas.
"Ninguna de las buenas promesas que el Señor nos dio, dejaron de cumplirse" Josué 24:5
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