miércoles, 10 de agosto de 2016

Es tiempo

Llegó el tiempo de romper los límites. De rebasar los récords espirituales y de desmentir lo que el enemigo dice de tu vida.

Durante 40 años los israelitas estuvieron dando vueltas en un desierto de incertidumbre, de carencias, de imposibilidades. Salieron de Egipto con una promesa y en aire triunfal, pero a pocos días de camino el faraón no se dio por vencido y fue a perseguirlos para esclavizarlos de nuevo. Moisés abrió el mar y vieron lo que Dios hizo por ellos.

Sin embargo, los años de esclavitud crearon en ellos una mentalidad de esclavos, de sometimiento, de carencias, imposibilidad, temor... en ellos no cabía la promesa, en sus mentes no se podía dibujar la bendición, sólo los gigantes.

Cuando pasaron el Jordán, se encontraron frente a las murallas de Jericó, es entonces cuando el Señor les dice circunciden su corazón.

Lo que les impedía entrar a la tierra prometida era esa muralla y debían derribarla.

Es tiempo de derribar esas murallas que el enemigo ha asegurado delante de nosotros, es el momento de poseer esa tierra. Y entender que no hay límites que tu no puedas romper de la mano de Dios. No te detengas ante la imposibilidad, avanza, Dios abrirá ríos y mares, hará llover del cielo lo que necesites, someterá a los gigantes, derribará los muros y hará lo que sea pertinente. El sólo quiere que avances, que no te detengas.

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