"El Señor tomará mi caso y me hará justicia por todo lo que he sufrido a manos de mis enemigos. El Señor me llevará a la luz y veré su justicia. Entonces mis enemigos verán que Dios está de mi lado. Serán avergonzados los que se mofaban de mi diciendo: entonces, donde está el Señor, ese Dios tuyo? Con mis propios ojos veré su ruina. En aquel día las ciudades serán reconstruidas y tus fronteras se extenderán. Vendrá gente de muchos países y te honrarán. Si -dice el Señor- haré para ti grandes milagros, como los que hice cuando te rescaté de la esclavitud de Egipto. Todas las naciones quedarán maravilladas de lo que el Señor hará por ti. Estarán avergonzados de su escaso poder. Se cubrirán la boca, mudas de respeto y temor, sordas a todo lo que las rodea. Como serpientes saldrán de sus guaridas para encontrarse con el Señor nuestro Dios. Sentirán mucho temor de Él y temblarán ante su presencia. Dónde hay otro Dios como tú, que perdona la culpa del remanente y pasa por alto los pecados de su preciado pueblo? No seguirás enojado con tu pueblo para siempre, porque tú te deleitas en mostrar tu amor inagotable.Volverás a tener compasión de nosotros. ¡Aplastarás nuestros pecados bajo tus pies y los arrojarás a las profundidades del océano! Nos mostrarás tu fidelidad y tu amor inagotable, como lo prometiste hace mucho tiempo a nuestros antepasados Abraham y Jacob". (Miqueas 7:9-12, 15-20)
TODA LA GLORIA PARA TI MI SEÑOR
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