Nehemias 6:11-13. Los enemigos de Nehemias habían contratado a alguien para tentarlos a que temieran y se escondieran en el Templo. Este fue otro obstáculo que Nehemias rehusó aceptar.
Dios ha abierto caminos para nosotros en diferentes áreas, sin importar cual sea, lo que importa es que el Señor lo hizo y que la labor del enemigo es entorpecer.
Dios no coloca sueños y visiones dentro de nosotros para frustrarnos. Debemos ser como Nehemias y mantener nuestra confianza en Dios, en todo el camino hasta el fin. Cuando los obstáculos parecieran difíciles de enfrentar no te rindas. El Reino de los cielos sufre violencia pero los violentos lo arrebatan. Hay momentos cruciales donde necesitarás pelear hasta con las uñas. En ocasiones creemos que porque Dios está de nuestro lado, El hará todo por nosotros. Así no es, hacer la tarea de los hijos, no ayuda a que ellos aprendan.
Dios nos forma el carácter a través de los obstáculos. Ningún deportista o persona que ha tenido éxito en su carrera, es porque alguien lo llevó en coche o porque compraron el premio. El éxito es sinónimo de lucha y perseverancia. Dios es un guerrero y nosotros somos sus hijos.
El está ahí, no te abandona, pero El quiere que luches. A tu silla no te llevará el premio. Cuando Abraham se encerró en la carpa a pensar en la matriz muerta de Sara y en su vejez, el Señor lo sacó para que mirara las estrellas y así recordarle porque debía seguir creyendo y seguir luchando, porque así como eran de numerosas las estrellas, sería su descendencia.
La finalización de tu promesa, puede estar a sólo uno o dos pasos, como lo fue para Nehemias. No renuncies en la puerta de la bendición.
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