No puede ser que tengas una guerra y que al final salgas con las manos vacĂas, con lo mismo o con menos de lo que entraste en ella. Las guerras son para posicionarte y entregarte lo que el enemigo ha querido quitar. No te conformes con menos. Pelea tu batalla con los ojos puestos en la victoria y en un final mejor de lo que puedas esperar.
Una mejor persona serĂĄs. TendrĂĄs un mejor matrimonio. Dios te darĂĄ una pareja mejor, unos hijos mĂĄs devotos de Dios. Un trabajo mejor remunerado. Una honra mayor delante de tus enemigos. Un final que no esperas. Porque Dios siempre da el doble por cada dificultad. (Zac 9:12)
"Somos MĂS que vencedores, por medio de AquĂ©l que nos amĂł"
Volveos a la fortaleza, oh prisioneros de esperanza; hoy también os anuncio que os restauraré el doble.
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