La fe es una impartición espiritual. Nosotros podemos creer y esa creencia es mental. Dice La Biblia que hasta los demonios creen ¡y tiemblan! Pero la fe genuina es una impartición del cielo que Dios nos da cuando ve que tenemos metas claras, sueños claros, que estamos enfocado y que sabemos hacia dónde vamos.
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