Conocemos a Jesús de diversas maneras: por la Palabra que nos retrata al Salvador y Su obra a nuestro favor, por la alegría en nuestro corazón al oír el Evangelio, por la certidumbre de lo que Él puede y quiere hacer por nosotros y, también, por lo que Él hace, curándonos y libertándonos. Por eso, no podemos decir que no conocemos al Padre. Al mirar al Hijo, Lo vemos manifestándose por medio de Él y amándonos.
La presencia de Dios es constante a nuestro alrededor
La presencia de Dios es constante a nuestro alrededor
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