lunes, 20 de mayo de 2019

Tu Origen

Y dile: Así ha dicho Jehová el Señor sobre Jerusalén: Tu origen, tu nacimiento, es de la tierra de Canaán; tu padre fue un amorreo y tu madre una hetea. Ezequiel 16.3

Es bueno recordar quién era usted antes de su conversión, lo que pensaba, lo que hacía y a quién servía. Seguro que, de acuerdo con las Escrituras, era un impío, solo hacía la voluntad del enemigo y, por eso, vivía lejos de Dios y de Su protección. Pero ahora, en Cristo, alcanzó misericordia y ya no debe dejar que el diablo le engañe con mentiras y sufrimientos. Después de todo, usted fue justificado en Jesús.

Vinimos al mundo separados del Señor, porque la traición de la primera pareja nos entregó a Satanás. Así quedamos perdidos, sin condiciones de estar en comunión con el Creador, que es santo. Pero, al morir en la cruz del Calvario, Cristo nos liberó del pecado, pagando el precio, y Su sacrificio nos otorgó el derecho a ser salvos.

"Dios lo hizo en Cristo"

Conocemos a Dios

Si me conocierais, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora lo conocéis y lo habéis visto. San Juan 14.7
Conocemos a Jesús de diversas maneras: por la Palabra que nos retrata al Salvador y Su obra a nuestro favor, por la alegría en nuestro corazón al oír el Evangelio, por la certidumbre de lo que Él puede y quiere hacer por nosotros y, también, por lo que Él hace, curándonos y libertándonos. Por eso, no podemos decir que no conocemos al Padre. Al mirar al Hijo, Lo vemos manifestándose por medio de Él y amándonos.

La presencia de Dios es constante a nuestro alrededor